Los sistemas de detección por aspiración funcionan analizando, a través de una red de tuberías, el aire de la zona a proteger, que es aspirado por el sistema. En aquellos lugares en los que otros tipos de detectores pueden resultar poco eficientes o poco prácticos por presentar determinadas dificultades, ya sea para su mantenimiento o por no tener un fácil acceso, o incluso cuando sea dificultosa su misma instalación, resultan ideales los llamados sistemas de detección por aspiración.
Estos sistemas de aspiración de humo están compuestos generalmente de una unidad de detección, así como de un sistema de conductos, el cual se halla conectado al detector. Para poder tomar muestras del aire, existe un ventilador, que origina la depresión necesaria para que pueda llevarse a cabo dicha toma.
Los sensores de estos sistemas tienen la capacidad de detectar en todo momento cualquier obstrucción que aparezca en los conductos o cualquier ruptura o deterioro que éstos pudieran sufrir.
La técnica inteligente de la que constan estos detectores por aspiración, evitan también la posibilidad de que se produzcan falsas alarmas, para lo cual lleva a cabo un filtrado de cualquier elemento perturbador detectado por el sistema.
Estos sistemas son muy recomendables en lugares como cámaras frigoríficas, interiores de máquinas, almacenes paletizados, cuadros eléctricos, suelos técnicos y en aquellos lugares en los que no se pueden usar otros detectores por el valor histórico de su contenido. Así, están muy indicados para bibliotecas, museos, archivos, saunas, habitaciones de hotel, hospitales, vehículos ferroviarios, túneles, salas blancas, almacenes de gran altura y áreas de reciclaje.