Los rociadores automáticos contra incendios son uno de los sistemas más utilizados en todo tipo de edificios y uno de los más antiguos. Su misión es detectar cualquier amago de incendio y sofocarlo con agua dispersada que sale de los aparatos previamente instalados en el techo de cada habitación o compartimento.
El funcionamiento es relativamente sencillo, se trata de una red de tuberías, boquillas rociadoras y sprinkers, que al detectar un aumento alarmante de la temperatura rompe su válvula con lo que comienza la descarga de agua.
Dado su posición, los rociadores automáticos pueden abarcar prácticamente la superficie del habitáculo, por lo que protegen prácticamente la totalidad de los elementos del inmueble salvo en las ocasiones en que el agua no es el elemento extintor más recomendable.
El sistema de rociadores automáticos es totalmente independiente por lo que no requiere de ningún otro elemento para funcionar por si mismos.